Tintín y los suyos…(IV)


Uvepé

En esta cuarta y penúltima entrega de esta serie de homenaje al inmortal personaje creado por George Remí, Hergé, estudiaremos dos de los títulos más pródigos en apariciones de pipas en sus viñetas.
En 1942 aparece “La estrella misteriosa”, con la que Hergé introduce un nuevo elemento en sus relatos: el mundo de lo fantástico, pero sin olvidar la constante credibilidad de su obra, porque si los libros de Tintín tienen algo a lo largo de toda la serie es que es creíble.
En esta ocasión Tintín se siente intrigado por una estrella desconocida para él, por lo que acude al observatorio donde conoce al profesor Calys, quien le revela que esa estrella se trata en realidad de un meteorito que se dirige hacia la tierra.
La primera ocasión en que nos encontramos pipas va de marineros, el siempre presente Haddock, más algún que otro marino hacen gala de su afición a la pipa.
Viñetas más delante volvemos a encontrarnos al capitán gobernando el timón en medio de una tremenda tormenta, pero ésta no es lo suficientemente intensa para hacerle sacar su pipa de la boca, y así será durante el transcurso de toda la aventura.
Haddock permanece fiel a su pipa hasta las últimas viñetas, aunque en alguna ocasión, víctima de su asombro, llegue a dejar caer la pipa, pero nunca la dejará abandonada a su suerte.
Un año más tarde, 1943, aparece “El tesoro de Rackhman el Rojo”, que no es otra cosa que la continuación de “El secreto del Unicornio”, álbum ya comentado en otro capítulo de esta serie.
En esta oportunidad Tintín y los suyos salen en busca del tesoro de Rackhman, pero cuando encuentra la isla en la que vivió el Caballero de Hadoque, del famoso tesoro no hay ni rastro; pero sí descubren el buque “El Unicornio” naufragado, en su interior algunos viejos pergaminos.
La aparición por primera vez en la serie del profesor Tornasol hace que este álbum tenga especial interés. Silvestre Tornasol es uno de los personajes secundarios más apreciado por los lectores de las aventuras de Tintín, pues es divertido, es un genio despistado, amable, inteligente, y si no se enfada, habrá que reconocer que algo sordo. Según reconoció el propio Hergé, Tornasol está inspirado en la figura de Auguste Picard, científico que estableció records de altura e inmersión, además de inventor del batíscafo.
Ya en la primera página encontramos a dos personajes dispuestos a embarcarse en algún navío, pero mientras tanto consumen cerveza en un bar, a la vez que se deleitan con una, parece, agradable pipa.
Pero una vez más será nuestro entrañable gruñón Haddock, quien no se separará en ningún lugar, ni en ninguna circunstancia de sus pipas, y así será a lo largo y ancho de la historia, como si su canadiense formara parta de su anatomía.

Publicado el 15/01/2005 por : mhm

humor/capitulo_4.txt · Última modificación: 2014/10/13 02:11 (editor externo)
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