Construcción armario para guardar pipas, por Carlos Canle / Primera parte

Escrito por Carlos Canle.

JUSTIFICACIÓN. Dadas mis aficiones “carpinteriles” y las broncas con mi mujer por tener pipas por toda la casa, con el consiguiente mal olor (en opinión de mi mujer) y con riesgo evidente de rotura cuando se les quitaba el polvo (en mi opinión), decidí sondear los mercados, tanto nacional como extranjero (vía Internet) en busca de un armario donde colocar mis pipas de forma ordenada y protegidas del polvo y de las posibles roturas que su manejo podía provocar.

Mi búsqueda fue infructuosa. Dado el número de pipas que quería guardar (alrededor de 100) apenas encontré algunos armarios que podían resolver, en parte, mi problema ya que ninguno superaba las 36 pipas de almacenamiento.

Además quería que el armario tuviera la “presencia” suficiente para que me dejaran (¡) ponerlo en algún lugar de la casa. Que cumpliera esta premisa no encontré ninguno, todos ellos eran de maderas “pobres” y en el mejor de los casos de contrachapados muy lucidos, muy aparentes, pero de poca calidad.

Después de varios intentos de búsqueda fallidos, me puse manos a la obra para la “fabricación” de mi propio armario.

En estas líneas y en las que irán apareciendo en esta Web en lo sucesivo, están mis alegrías y sufrimientos para conseguir hacer “algo decente”.

Debo decir que no soy ningún experto ni en redacción, ni en explicación gráfica y menos aún en carpintería. Estas líneas, únicamente aspiran a animar a los fumadores de pipa que sean un poco “manitas” a que se hagan sus propios armarios “portapipas”, también debo decir que esto no es bricolaje puro, no se puede intentar hacer algo digno con un destornillador y un martillo digan lo que digan los libros sobre bricolaje que nublan el mercado, algo más de herramienta hay que tener o el fracaso final está asegurado.

MI GRAN FRACASO.

A la vista de mis necesidades no resueltas, decidí ponerme manos a la obra.

Primera toma de decisión: ¿Qué madera elegir?.

Se supone que voy a hacer “el mejor armario del mundo” por tanto debería encontrar la mejor madera del mundo, sin dudarlo, elegí el nogal español, madera preciosa donde las haya y de la textura y dureza adecuadas para lograr una terminación perfecta y hacer una “obra maestra”. Hice el cálculo de la cantidad necesaria a ojo, tablas de una anchura de 10 mm (a ojo), ¿longitud?.. pues unos 50 cm., ¿grosor?, pues los laterales de 19 mm y las baldas de 16 mm. Con estas medidas y haciendo cuentas saqué la cantidad de madera necesaria, me dirigí a un almacén de madera dispuesto a comprarla. Primera sorpresa… no tenían nogal, pero podrían encargarlo si la cantidad fuera grande. La cantidad que yo pedía era muy pequeña y los portes encarecerían mucho el producto. Seguí revolviendo y por fin conseguí que un carpintero conocido me vendiera una punta de nogal, lo justo. El precio, ni lo comento.

Ya con mi nogal bajo el brazo, me puse manos a la obra. Había que empezar por convertir aquella punta de nogal en tablas y posteriormente ajustarlas a las medidas necesarias. Una vez finalizado el proceso llegó mi primer mi sorpresa. Las medidas que yo había calculado no se parecían demasiado a lo obtenido ejn función de las dimensiones de la “punta” una vez quitados los defectos más llamativos de la madera. Grosor 18 mm. .. bueno ¡qué más da!, ancho 9,5 cm. puede valer… longitud… aquí he acertado. Y con mis flamantes tablas de nogal empecé la obra. Por supuesto las medidas necesarias las iba sacando sobre la marcha, copiándolas de los distintos soportes para pipas que el paso de los cuarenta años que llevo fumando en pipa había puesto en mis manos. Ahí llegó mi segunda sorpresa.

Suponía que las medidas de los soportes para pipas eran iguales o al menos muy parecidas. Nada más lejos de la realidad, todas las medidas de los que yo tenía eran distintas. Así pues había que coger las medidas de uno de los soportes que tenía a mano y así lo hice. Corté, fresé, taladré…. y lo monté. Nada coincidía. Como pude lo sujeté para probar que podía poner pipas en aquella “cosa” de forma razonable. Sólo parte de mis pipas cabían en él y no por cantidad sino por tamaño unitario. Las que eran un poco grandes no había forma de ponerlas, las que eran pequeñas se caían, las más sobresalían de la balda de apoyo, las muy curvadas no había forma de meterlas, en fin, un desastre. Intenté repararlo, la madera valía demasiado, añadí, pegué… hice todo lo que en mi mano estaba (que no era mucho) para que el enfermo mejorara, pero cada vez estaba peor.

Un día y después de haber trabajado muchas horas, creí que lo había logrado pero, efectuada la prueba, aquello seguía siendo un desastre. Lo tiré por la ventana.

Fue mi gran fracaso, pero aprendí mucho. Lo primero, que no se puede hacer nada sin un proyecto previo absolutamente detallado, ya que corregir un dibujo es fácil y corregir la madera difícil o imposible. Lo segundo que las cosas hay que hacerlas con paciencia, sin prisas.

SEGUNDO INTENTO.

A la vista de mi fracaso me planteé seriamente que antes de empezar otro armario tenía que tener bien claro lo que quería: “madera encontrable” de buena calidad y dureza adecuada y “proyecto previo” que incluyera todas las medidas necesarias.

Para resolver mi primer problema me recorrí todos los almacenes de madera de mi ciudad (la verdad no son muchos) y llegué a la conclusión que debía hacerlo en nogal americano, roble, haya o pino de Valsaín, maderas de gran calidad y que, a priori, reúnen las condiciones adecuadas de dureza y estabilidad.

El segundo problema fue más difícil de resolver. Para poder hacer el ”proyecto” tuve que aprender a utilizar de forma básica AUTOCAD. Lograrlo no fue fácil, pero la inestimable ayuda de mis hijos fue suficiente para lograrlo, aunque para ello tuviera que soportar día a día la tomadura de pelo que suponía el maestro enseñado por sus alumnos y los comentarios mordaces de éstos sobre las tonterías que preguntaba su, otrora, “sabio” padre. La segunda parte del segundo problema (Groucho), las medidas necesarias, fue sobre todo una pesadez. Me creé una base de datos con todas mis pipas que tengo conteniendo las medidas necesarias: medida exterior de la cazoleta, longitud total de la pipa, ángulo de curvatura del caño y de la cánula, diámetro de la cánula y flecha del sector circular de la parte de la cazoleta que apoya en la balda. Aunque comprendo que puede parecer absurdo, la experiencia de mi construcción anterior me llevó a tratar de no deja nada al azar. A la vista de los datos obtenidos llegué a la siguiente clasificación de las pipas:

En cuanto a la longitud:

- Pipas de menos de 11 cm. Distancia entre baldas 9 cm

- Pipas de más de 11 cm. Distancia entre baldas 10 cm

- Pipas con dificultades especiales. Distancia entre baldas 15 cm y apoyo de la boquilla con dimensiones especiales.

En cuanto a la curvatura del caño y/o de la cánula

- El ángulo tiene poca influencia siempre que el alojamiento pata la cánula sea lo suficientemente grande

En cuanto a la cazoleta

- Casi todas las cazoletas de mis pipas tienen un radio de 4.5 cm o inferior. Las de mayor diámetro deberán ser puestas en otros soportes o colocarlas de forma que a su lado haya dos pipas de radio de la cazoleta de menos de 4.5 cm..

En cuanto a la flecha del sector de apoyo de la cazoleta de la pipa en la balda.

- Prácticamente cada pipa tiene una flecha distinta pero no sabiendo que medida tomar hice la media aritmética y salió 6 mm.

En cuanto al diámetro de la cánula por la parte de la boquilla

- A la vista de los resultados de las mediciones y teniendo en cuenta los problemas provocados por la curvatura de algunas pipas, decidí que el diámetro de los taladros donde deberían apoyarse las pipas sería de 26 mm.

Algunas medidas pueden parecer caprichosas pero, no teniendo datos fiables, me he inclinado por aquellas que puedo realizar con la herramienta que tengo

Con estas medidas y como trataba de hacerme un armario para 60 pipas me salía que las dimensiones exteriores del armario eran más parecidas a un armario ropero que a un armario portapipas. Después de muchas vueltas adopté la siguiente solución: la misma balda que soportaba la cazoleta de la pipas debería soportar las boquillas de las pipas de la balda inferior. Con esto se dificultaba mucho la construcción pero se reducía considerablemente la altura del armario.

Y si después de todo esto alguna pipa no cabía, pues se pone ella sola en algún bote o similar y arreglado. Mi cabeza no daba para más.

De todo esto salió el armario para pipas de la imagen y iremos haciendo con el mayor detalle posible en sucesivas entregas.

Publicado el 21/05/2003 por : Abubilla

bricolage/a-construcc_armario_pipas_primera_parte.txt · Última modificación: 2014/10/13 02:11 (editor externo)
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