Texto: Javier Vázquez-Prada Presidente del CAP-Madrid

Fotos: Legio Praetoria, Sitio oficial Armellini, CAP-Madrid

Mira que me lo tienen dicho todos mis maestros del periodismo, desde mi padre al último profesor que tuve en mis estudios en la Universidad, “nunca comiences ni abuses de los tópicos”, pero hoy nada ni nadie me va impedir que me agarre al tópico del viejo tango de Gardel y Le Pera, si “veinte años no son nada” cincuenta años ya es una cantidad como las celebraciones que tendrán lugar en septiembre en Varese, para festejar los cincuenta años de las pipas Mauro Armellini.

Mauro Armellini era valiente, también era luchador, pero sobre todo era un amante de su familia. Por eso cuando en la zona de Varese escaseó el trabajo de chapa del automóvil en el que trabajaba Mauro se inició en la artesanía de la pipa, y creó la firma Mauro Armellini hace cincuenta años.

Comenzó trabajando para la prestigiosa firma Rossi, trabajaba en su casa con escasos medios, de forma incómoda, pero siempre contó con el apoyo de su mujer, Rosa. Poco a poco, con lucha adquirió destreza en el arte de la pipa, con mucho sacrificio se fue haciendo con las herramientas necesarias a la vez que iba creciendo la nave que ahora es la sede la empresa Armellini en Varese.

“Cada vez que lograba algo nuevo que añadir a lo ya conseguido, cuenta Rosa, era una fiesta, quería ver feliz a mi marido en el trabajo, porque el trabajo es duro y si no tienes todas las comodidades posibles el problema se duplica”.

Con el tiempo, en 1959, Mauro creó la firma “Mauro Armellini” con la que presentaba su propia producción con la voluntad de conseguir unas pipas que aunaran calidad y precio. “Mi marido, prosigue contando Rosa, no quería ganar dinero de forma desproporcionada, era agradable ver iluminarse de satisfacción sus ojos al ver sus pipas”.

Con la crisis de los ochenta del pasado siglo tuvo que reducir la plantilla y la firma “Mauro Armellini” pasa a ser una empresa familiar en la que trabajaban Mauro, Rosa y sus hijas.

Las pipas Armellini se hicieron un sitio importante en el mercado, en la preferencias de los fumadores, como el Presidente de Italia Sandro Pertini que acostumbraba regalar pipas Armellini a sus amistades y visitas, y de manera muy especial en el mercado de los Estados Unidos de Norteamérica, donde triunfa con su impresionante calabash, a la que añadiría un tapa adaptada a la cazoleta a petición de los marinos italianos que no querían prescindir de su calabash ni aún en tiempos de vientos adversos durante su labor.

Al fallecimiento de Mauro Armellini el 18 de mayo de 2004 su hija Vilma tomó las riendas de la empresa asegurando así la continuidad de la firma por mucho tiempo, pues junto a Vilma trabaja su hijo Matteo, juntos atesoran la destreza, experiencia y arte adquiridos durantes los años que trabajó al lado de su padre.

Se conservan las formas y modelos que creara Mauro, sin ocultar la dificultad para elaborar la famosa calabash, auténtica seña de identidad de la firma, cuya gran dificultad para su diseño parecía una técnica cuyos secretos parecían exclusiva de Mauro.

Vilma no sólo ha heredado de su padre el taller y los medios para mantener viva la firma que él creara hace 50 años, también ha heredado la técnica y el arte precisos para que las pipas que elabora junto a su hijo Matteo conserven la magia y atractivo propias de la marca, manteniendo la relación precio-calidad equilibrado que fue el ideal de Mauro.

En septiembre vamos a celebrar en Varese estos primeros cincuenta años de las pipas Armellini, allí seguro que una representación del CAP compartiremos con Vilma, Socia de Honor del CAP-Madrid, y los suyos tan señalada fecha porque si “veinte años no son nada”, cincuenta años de las pipas Mauro Armellini bien merecen celebrarlo.